martes, 19 de abril de 2011


De pronto me doy cuenta, que soy completamente intolerante.
 No soporto la idea de serlo, pero mucho menos aceptaré una a una las cosas que me son ofensivamente injustas.
No tolero, por ejemplo, que los señores escupan en el metro, por lo general son señores gordos, con la frente algo arrugada, de bigote, con el pelo relamido hacia atrás. Sí, así son o así los recuerdo, esos mismos señores se meten en las filas o no respetan la vialidad peatonal, les vale madre.
Claro si escupen o se meten en la fila por qué no habrían de hacer cuanta pendejada se permitieran.
De pronto el señor obeso se convierte en taxista y hace básicamente lo mismo pero en su coche, es más, hasta baja la ventana y escupe en la calle.
El señor obeso podría ser cocinero, policía, maestro, abogado, médico, diputado, presidente y sería exactamente la misma imagen, solo que con distinta ropa.
De pronto veo a todos como el mismo pinche señor obeso en todas putas partes, veo al señor obeso en mujer, en niño, en bebé, en anciano. Pronto mi mundo se reduce a mi pequeño círculo de amigos y conocidos y al mundo de señores gordos que escupen por todos lados.
No comprendo como ellos no se dan asco entre sí ¿o no lo saben? A veces veo híbridos de señores gordos con algo más humano, a veces veo señores más gordos, más arrugados, mordiendo con su boca como de mosca a los demás señores gordos, infectándolos, como zombis.
Hace no mucho han entrado en mí unas tremendas ganas de escupir, fui al baño y el espejo no me engaña, algún señor mosca seguro me ha babeado y mordido en estas últimas horas, pensar en todo esto me causa pereza.  Cómo babeo.
De pronto me doy cuenta que ya no soy tan intolerante, de pronto mi cuerpo se ha hinchado y aunque no quiera comienzo a escupir, he ensuciado el sillón. Mi boca la siento extraña, caliente, viscosa.
Decido irme a la cama, por alguna razón creo que me será pesado pero no, no sé cómo llegué, juraría que fue flotando.

2 comentarios:

vania dijo...

sí, así es como es. );

Thalía Mendoza dijo...

Ay, sí está bien padre tu entrada!