miércoles, 10 de junio de 2009

Bajo el sol (qué caló)

Qué pinche calor más mierda ha hecho, estos días me han recordado lo mucho que odio el calor, yo sería feliz bajo los cielos grises escoceses, pero por el momento tendré que soportar esto.

Para todo hay un remedio menos para el calor, la única manera de evadirlo es en una hamaca y una cerveza, pero en periodos de finales solo queda aguantarse, dejar que el pavimento queme la suela de los tenis, subirse al camión y sentir el calor en su forma menos misericordiosa, para despues llegar al más horrible de los infiernos: el metro.

Si existe el infierno ha de ser como la línea de indios verdes-universidad en hora pico con temperaturas parecidas a estas, se abren las puertas y dejan salir el aire/vapor denso y caliente, lo más desesperante de esta línea es que se detiene entre estación y estación cuantas veces le es posible al chofer, que dicho sea de paso, no sé cómo puede complicarse este tipo de trabajos ya que solo manejan el metro hacia una sola dirección y sobre rieles, en fin, tendrá su chiste quiero suponer para no molestarme más cada vez que se detiene. Es entonces que volteo a ver a la demás gente y todos están en un estado hipnótico, están entre dormidos y muertos y pienso en lo inevitable: he fallecido.

Caronte cobra por el viaje 2 monedas de a peso, o lo que es lo mismo un boleto de metro, cada estación es un lindo infierno al cual uno debe ir, pobres de los seres que están destinados al transborde, pobres de nosotros que tenemos que morir día tras día para viajar en el inframundo.

Pero después de estos pensamientos oscuros causados por el calor me alegra no ser viajero del metrobús, no por el tumulto que se congestiona en sus interiores, sino por el ridículo precio que hay que pagar, entonces río estupidamente sin pensar que cuando hay calor y son horas picos la ciudad entera se convierte en un infierno, en todos lados hay penas, en las avenidas y sus autos, en los autos con los camiones de al lado, en los camiones con la horrible música, etc.

Después llegar a casa diez veces más cansado que en días menos calurosos, meterte a la cama y detaparte completamente, porque es estúpido intentar dormir tapado con este calor, y justo antes de conciliar el sagrado sueño escuchar cada vez más cerca el zumbido de algún  mosquito

1 comentario:

vania dijo...

oye olvidas la felicidad que te provoca llegar a cu y ver ese verde de las islas mientras andas en bici y el viento te pasa por el cabello mientras escuchas the beautiful ocupation y piensas en mi... aaaaah ke gay!!!!!! jijijijijiji